Yo sabía que había reunión del Consejo ayer porque había pedido una plaza. Pero seguramente no mucha gente más, ya que contrariamente a lo que se prometió en su día a la carrera, la opacidad, el misterio, el secreto son las notas distintivas en el funcionamiento de ese órgano esencial en el Ministerio Fiscal. Inútil para mi encontrar en ningún lado qué pasó ayer, quién votó a quién -ya no digamos las razones para ello-. Se -porque me lo han comentado esta mañana- que la AF decidió no apoyar a Juan Martín Casallo para el cargo de Teniente Fiscal del Tribunal Supremo, el puesto más importante en la Carrera sin ninguna duda (dejo fuera al Fiscal General). No había otro candidato, por lo que su reelección estaba asegurada. Recuerdo que Martín Casallo, hace unos años cuando fue elegido, era considerado como un candidato moderado. Y realmente, hasta donde yo se, Martín Casallo cumple con sus funciones, es un tipo de trato elegante y cordial y no se sabe que haya estado detrás de ninguna de esas situaciones que la AF reprocha al Fiscal General. Pues, nada. Abstención (ni siquiera el coraje de votar en contra, si razones hubiera). Uno diría que le han dado la patada al Fiscal General en las posaderas de un compañero. A menos que se explique convenientemente, claro.
En realidad esto es lamentable. La AF, la mayor parte de sus asociados y algunos consejeros que conozco personalmente, estoy seguro de que desearían regirse por criterios exclusivamente profesionales. Pero han adoptado las tácticas políticas que al principio combatían. Hoy sus criterios de actuación son políticos, de desgaste o de afinidad ideológica. En fin, esto es lo que hay.
Y lo que quiere la peña, que es lo peor
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