Me parece un gravísimo error, origen de los males de nuestra Justicia, el haber concebido la estructura de nuestros Tribunales y de la Fiscalía en claves de poder mucho más que en claves de servicio público. En la Fiscalía esto es especialmente visible: nombramientos a dedo y por afinidad política a las dos asociaciones mayoritarias en los puestos claves; omisión de cualquier sistema de baremos profesionales; rigidez en la formación de plantillas; corporativismo; opacidad: resulta increíble, realmente increíble que a estas alturas de los tiempos no haya webs de información y contacto con los ciudadanos en todas las Fiscalías españolas, por no hablar del incumplimiento electoral de la web del Consejo Fiscal; politización...
Un sistema construido sobre la base del servicio público de la Justicia estaría consternado por el más de 1.150.000 asuntos penales pendientes en nuestros Tribunales; por la cantidad de sustitutos que pueblan los escalafones; por los retrasos; por la falta de calidad de nuestra Justicia; por la pobreza de medios; por la irrelevancia del mérito en beneficio de la afinidad... Todo esto es penoso
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