viernes, 16 de mayo de 2014

LA SUPRESIÓN DE CATEGORÍAS JUDICIALES

No me gustan muchas cosas del Anteproyecto de LOPJ, que entiendo que en varios aspectos se dirige fundamentalmente (además de reducir el presupuesto de Justicia) a conseguir que nada se escape al poder ejecutivo de lo que se cuece en el poder judicial.   La nueva organización de Juzgados y Tribunales; la instrucción colegiada en casos complejos; el modo de adaptación de resoluciones del TEDH; la jurisprudencia vinculante, los aforamientos y algunas otras cosas pueden entenderse separadamente como portadoras de finalidades distintas.  Pero en conjunto son indicios todos que van en la misma dirección, y por seguir esa línea de análisis, no me gusta demasiado el Anteproyecto.   Pero tiene el Anteproyecto un arma secreta, una bomba para dinamitar resistencias de quienes podrían influir con cierta efectividad: me refiero a la supresión de las categorías judiciales.    No se si obedecerá a lo que yo pienso, es decir, a que el Gobierno tenga un arma apuntando al pecho de la jerarquía en la Fiscalía, pero no hay duda que de todo el Anteproyecto lo que más preocupa a algunos en la Fiscalía es precisamente que se supriman las categorías, y que todos se igualen "por abajo".   En realidad no sería así, ya que los fiscales de tercera categoría verían inmediatamente un beneficio, y se estaría en camino de solucionar problemas que ahora son muy difíciles de solventar, como los ascensos, los concursos, la ocupación de plazas de diferente categoría, el cobrar diferente haciendo el mismo trabajo y muchas otras cosas.   Esos fiscales se igualarían "por algo más arriba".   Pero donde el efecto es más rotundo es en la primera categoría de la Fiscalía. Los magistrados del TS no van a cesar en sus puestos, con categorías o sin ellas.  En la Fiscalía las cosas son distintas.  Debemos señalar que esto no tiene que ver con aumentar la politización de la Fiscalía: es muy difícil profundizar en esa línea.   Pero al ser las plazas de primera categoría renovables cada cinco años pudiera ocurrir de que en un cierto momento fiscales hoy de primera perdieran la plaza que ocupan y por tanto los beneficios económicos ligados a las mismas.   Y -como ocurre hoy- la asignación a esas plazas se realizaría por criterios de confianza del FGE y de la asociación de fiscales dominante políticamente.  En este sentido, el efecto en alterar las reglas del juego en la Fiscalía sería casi neutro: digo casi, porque el hecho de que te pueda cesar un FGE y producirte una pérdida económica importante, algo si que condiciona la actuación de un fiscal.   Pero tampoco hay heroicos actos de rebeldía en estos momentos: aquí se ha echado a un fiscal que no había hecho nada y vulnerando sus derechos fundamentales, ante el silencio de casi toda la Carrera.     Y no podemos olvidar algunos ascensos que ha habido en el pasado, tocados por un aire de escándalo, que sin embargo no son hoy por hoy reversibles.

Yo creo que las categorías en la Carrera Fiscal no se van a eliminar, por lo menos la primera.   Pensemos que si se eliminaran, el mismo FGE, al cesar en su cargo en un año y pico, se encontraría degradado respecto de la situación que estaba antes de ser promovido a su actual cargo.   Pero me preocupa que la resistencia de la Fiscalía a esta reforma de la LOPJ se limite a luchar por el mantenimiento de la categoría primera, en lugar de razonar sobre la situación en la que la entrada en vigor de esa reforma puede dejar a la Justicia.  Veremos.


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