Vengo defendiendo que UPF y AF actúan exactamente igual cuando pueden, es decir, favoreciendo a sus asociados, como si las plazas en la Fiscalía fueran un botín o una fortaleza que hay que tomar ignorando a los demás compañeros que aspiran también a hacer carrera profesional. Esa indiferencia por el mérito y capacidad de todos debería estar castigada en el Código Penal. "Cuando pueden" depende del partido que gobierna. Así, cuando gobierna el PP, las cosas son fáciles para la AF, les reconocen sus méritos, su capacidad, se les abren las puertas de las fortalezas, y la vida les sonríe. Cuando gobierna el PSOE, como ahora, pues el CF y la Fiscal General son todo oídos para los méritos de los suyos, de manera auténticamente escandalosa. Es cierto que a veces, en esa tónica de abusos, se pasan un poquito. Por ejemplo, el PP-AF colocó como Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional al más moderno de los peticionarios que era el portavoz de la AF, al tiempo que ascendía una vocal de la AF a la plaza más importante de Andalucía. Fue el famoso CF de la jefatura Anticorrupción, que le vamos a hacer. O ahora, en que desde enero todas las plazas de Fiscal de Sala menos dos (cinco de siete) han ido para la UPF. Un record. Me llega de la AF una información: En la Junta de Fiscales de Sala hay "13 o 14 fiscales de la UPF; 9 o 10 no asociados; y 7 de la AF, y eso a pesar de que en la AF duplicamos en asociados a la UPF". Vaya, es un dato que hay que reconocer, si es verdad, especialmente el abuso de la UPF y el castigo a los no asociados o a la APIF. Pero es que este auténtico fraude profesional que supone el vincular la promoción profesional a la militancia asociativa o política es un desastre para la credibilidad de la Fiscalía. Se habla de imparcialidad, de neutralidad política, se acentúa el rigor las incompatibilidades sobre la base de "el valor de las apariencias" (dice Dolores Delgado), apariencias que no se guardan en otros y fundamentales aspectos de la Carrera profesional. En materia de nombramientos, madre mía la situación en que estamos ahora. Y la Carrera, callada.
Por cierto, que he visto recientemente en un expediente de incompatibilidad, que los vocales informan por Whastapp y sin reunión del CF y sin debate, claro. Y sin transparencia. "Los cuatro estamos conformes con el borrador", dice el Whastapp. Y el trámite de oír al CF -que debería reunirse, claro-, perpetrado.
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