Estimado Sr. Viada:
Permítame de antemano pedirle disculpas por mi atrevimiento.
Sigo su blog desde hace tiempo y debo participarle mi más profunda admiración en particular por la defensa de la independencia y la imparcialidad. Pero tras ver su posicionamiento en el asunto "Stampa" dicha admiración se ha hecho más presente. Soy juez en Lanzarote. Una juez de trinchera, ni de grandes destinos ni de aspiraciones, simplemente de trinchera.
Tuve ocasión de comenzar mi etapa profesional en Lanzarote, como segundo destino, acompañada de dos grandes fiscales, de los que aprendí muchisimo, y uno de ellos era D. Ignacio Stampa.
No se si conoce directamente a Ignacio, pero por ello quiero contarle a quien apoya, desde mi humilde visión. No fuimos amigos. Ni siquiera nos tomamos un café. Tuvimos una relación estrictamente profesional. Tras el tiempo profesional compartido debo decir que nunca me he encontrado a nadie tan profesional, riguroso, autoexigente y con tanta capacidad de trabajo. Lo revisaba todo. Los foliados, la formación de las piezas separadas, examinaba minuciosamente las piezas de convicción, conocía a las personas y a los personajes. Tiene una amplia psicología, virtud que brillaba especialmente en los interrogatorios. Trabajaba ágilmente, siempre colaborador y proactivo. Respetaba con celo los plazos procesales y trataba exquisitamente a todos quienes trabajamos y compartimos tiempo con el.
Ya se puede imaginar que compartimos la instrucción de causas de corrupción, causas que han resultado exitosas, no gracias a mi trabajo, pues soy un mero arbitro, yo no voy a juicio, sino gracias al trabajo titánico y minucioso del Fiscal.
Recuerdo que en Sala preguntaban antes quien era el Fiscal que haría la toma de declaraciones. Cuando se informaba que iba a ser el Sr. Stampa había un resoplido.
En muchas ocasiones directamente no se respondía a las preguntas del Fiscal. En otras, las más curiosas, el investigado dejaba de responder a mitad, cuando veía lo incisivo del interrogatorio. A mí me admiraba esa forma de interrogar tan rigurosa, llevándole a su terreno, hasta que en un momento del interrogatorio, no me explico cómo, el investigado había quedado encerrado en un par de preguntas de tal manera que si no respondía la verdad debía desdecirse de diversas respuestas previas.
Siempre vi máxima amabilidad, con los Letrados y con los investigados. Y mucha humildad.
En el primer interrogatorio, al poco tiempo de mi llegada, yo estaba esperando en Sala al Fiscal (grababamos todas las declaraciones en fase de instrucción). Pensaba que bajaría por la parte reservada a los profesionales del edificio. Allí estábamos haciendo tiempo. Pero no. Este Fiscal no entraba por la parte reservada. Este Fiscal entraba por la puerta con los Letrados y los investigados. Esperaba fuera de la Sala, como uno más. Ajeno por supuesto a las partes, concentrado, ausente, sin marcar una posición de superioridad. Siempre observé cortesía. Estrechamiento de manos y saludo cordial al comienzo y al final, como si se tratara de un buen combate. Solía llevar un pequeño folio con poquísimos apuntes, el resto estaba memorizado en su cabeza, fruto de un gran trabajo de fondo. Algún abogado me preguntaba con asombro si era cierto que el Fiscal lo llevaba todo en la cabeza, y es que eran causas de miles y miles de folios.
Evidentemente no todo fue fácil. Este Fiscal ya tuvo que soportar pintadas injuriosas tamaño XXL en muros de edificios de Lanzarote, carteles a la puerta del Juzgado y una férrea campaña mediática escrita y radiada.
Sin entender muy bien la suciedad que a veces embarra lo jurídico, entré en el juego de creerme alguna de esas noticias que se publicaban, fíjese lo reiterativo y la contundencia con la que se publicaban. Eran realmente escandalosas. Yo misma cogí el coche y salí disparada en una ocasión de mi casa al Juzgado, al leer en prensa que se había declarado la nulidad de parte del procedimiento por una mala instrucción (aludiendo a la mala praxis del Sr. Fiscal) pensando que había algún auto de la Ilma. Audiencia Provincial que acababan de notificar. Ingenua de mí, no era más que una de tantas noticias falsas. Pero hasta yo lo creí.Una de tantas que he vuelto a ver repetidas recientemente por una periodista canaria que ha tomado al Sr. Stampa como un muñeco de boxeo. Si hasta yo me lo creí, ¿que no creerá la opinión pública?
Pero no, el procedimiento estaba perfecto, revisado, mimado y a día de hoy sentenciado y condenado prácticamente en su totalidad, pese a las continuas artimañas de las defensas y a lo difícil que es instruir causas de corrupción en sitios pequeños.
Su despedida de Lanzarote fue una de las más numerosas que se recuerdan. Compañeros, abogados, policía, guardia civil, alumnos, forenses, funcionarios... faltó que se colara algún investigado para comprobar que efectivamente se marchaba. Se que también fue especial su despedida de Anticorrupción, donde llegaron multitud de ramos de flores con una nota que ponía "tu vales más que una plaza".
Entiendo que es un Fiscal incómodo, (a veces hasta para el instructor, yo nunca he trabajado tanto) que no se vende ni se acobarda, audaz, trabajador y persistente. Con personalidad. Etico y leal a sus ideas, al que no se compra con un cargo, partidos de futbol o fiestas. No le interesan. Es un hombre hasta aburrido que bebe fanta naranja.
Como le digo, mientras trabajábamos no tomamos ni un café. Primó siempre la profesionalidad del trabajo. No digo que no se pueda, pero Lanzarote es muy pequeño.
A su marcha sí he mantenido el contacto, pues creo que es de merecer, y he observado estupefacta una campaña que le ha golpeado en el único punto donde podía dolerle. En su familia. Pese a ello su maravillosa mujer es su mejor apoyo.
No doy crédito a lo que ha sucedido y a lo que sigue sucediendo. No quiero imaginar que sea tan sencillo mancillar a un Fiscal y tras ello, apartarle de los asuntos que despachaba y que la propia Carrera no se alce indignada. Yo, que he trabajado con el si lo hago y debo decir que cuanto más conozco las altas instancias, más me gusta mi trinchera.
Perdóneme Sr. Viada el descaro, si me apura, de enviarle este correo electrónico, simplemente quería que supiera a quien apoya.
Y perdóneme que he escrito Fiscal con mayúsculas continuamente. Ha sido completamente intencionado.
Un saludo, y toda mi admiración.
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