Manolo Dolz, ya lo he dicho aquí varias veces, es uno de los grandes talentos de la Fiscalía del Tribunal Supremo. Tiene además una cualidad propia de los grandes fiscales, aunque hoy día no suficientemente valorada (por no decir que despreciada): considera que si tiene prueba de algo eso lo defiende frente a todos, incluida la jerarquía, con todas sus consecuencias, incluso adversas para él. Tiene una enciclopédica formación jurídica, coraje y sentido común y además tiene el interés por saber toda la verdad de lo ocurrido en los casos que lleva, propio como digo de los grandes fiscales. Esa cualidad (para algunos es un inconveniente) hoy quiero que destacarla de manera especial. En esta situación hay que entender su último libro, publicado por La Ley, y llamado "El delito de tráfico de influencias ante la lucha contra la corrupción política en España (una visión jurisprudencial crítica)". El libro comienza con una cita de Ayn Rand, tremenda porque suena muy familiar a la época que vivimos. Pero es que todo el libro es una declaración de intenciones contra la corrupción política. Las resoluciones jurisprudenciales citadas, de modo exhaustivo, incluyen toda la jurisprudencia que afecta a los casos de tráfico de influencias recientes, con especialísima referencia a un caso que le ocupó a él personalmente mucho tiempo, esfuerzo y sinsabores, la causa especial 3/20734/2011, cuya lectura te deja boquiabierto por lo ocurrido y por lo que lo que no se permitió que ocurriera.
Vas a tener que pedirle comisión porque con a reseña que has hecho me has convencido para comprármelo. Ya te contaré.
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