lunes, 4 de julio de 2016

NECESARIO PARA DESPOLITIZAR LA FISCALÍA

Despolitizar la Fiscalía, es decir, conseguir que los partidos políticos pierdan influencia en el funcionamiento, en los nombramientos, en la información, o en las lealtades ganadas de algunos fiscales de la jerarquía no va a ser cosa sencilla.   Son demasiados años creando una estructura profesional que acepta con tranquilo estado de ánimo que cuando gobierna el PP el FGE es proclive al PP y proclive asimismo a nombrar a compañeros para la jerarquía que comparten ese punto ideológico de vista; y que cuando gobierna el PSOE, pues lo mismo.   Las columnas de esa estructura creada en 30 años de funcionamiento han sido la AF y la UPF, asociaciones profesionales dominantes en la Carrera Fiscal, pero con números de asociados inferior sumadas las dos al tercio de los fiscales de la Carrera.     Y la herramienta de la que se han valido esas asociaciones para influir en los nombramientos de lo que ahora es una jerarquía muy consolidada y formada por los fiscales jefes de las fiscalías más importantes de España ha sido su presencia en el Consejo Fiscal.
El Consejo Fiscal es un órgano de asesoramiento del FGE, pero informa en todos los nombramientos, de manera que los Fiscales Generales al hacer un nombramiento han de contar con un respaldo en el CF, lo que acentúa la influencia de la AF cuando gobierna el PP y de la UPF cuando lo hace el PSOE.   Actúa el CF con una opacidad deliberadamente buscada y mantenida y por tanto muy difícil de corregir.   Se compone de fiscales elegidos por los miembros de la Carrera Fiscal pero -ahí está el truco- a través de un sistema de elección absolutamente injusto.  Es un sistema mayoritario absoluto de manera que al poder elegir en listas abiertas (cada asociación presenta su lista de candidatos) cada fiscal a seis candidatos, la asociación mayoritaria coloca indefectiblemente a seis vocales y la segunda, coloca a tres. No importa nada la gestión realizada por el Consejo anterior, buena o mala.  Siempre es el mismo resultado, seis y tres y así desde hace décadas.   Esas asociaciones, financiadas durante años por el poder político cuentan con una estructura (y con unos fiscales jefes en las fiscalías más grandes o importantes que en bastantes ocasiones les deben el puesto) con la que no pueden competir los fiscales no asociados que quieran ser vocales del Consejo, y tampoco la tercera asociación, la APIF, que nunca ha recibido un euro de subvención de la administración ni por supuesto de entidad privada alguna.  

Si realmente se quiere despolitizar la Fiscalía, proceso que tardará años, es requisito indispensable elegir a un FGE que ofrezca garantías de independencia de todos los partidos políticos.  Es difícil quizá encontrarlo, pero seguro que buscando aparece algún jurista competente, comprometido con su trabajo y no con partido alguno y que esté dispuesto a asumir -ese el propósito de la politización- que no puede haber nadie en mejor posición frente a la ley y frente a la Fiscalía y que el Gobierno, sea el que sea, no puede obtener trato favorable de la Fiscalía en sentido alguno.

Pero no basta con eso.  Hace falta también despolitizar la propia jerarquía de la Fiscalía, restando  influencia política a las asociaciones, y abriendo el Consejo Fiscal a toda la Carrera.   El Consejo Fiscal ha de ser el órgano de defensa de los fiscales, no el órgano de canalización de influencias de las asociaciones dominantes, en negociaciones de puestos con los sucesivos fiscales generales.    Para ello hay que cambiar la norma electoral del Consejo Fiscal.    Se lo pedí en una reunión al Ministro de Justicia y casi le da un ataque de risa.  Eso no le conviene políticamente al PP ni al PSOE, porque perderían influencia en la Fiscalía, pero eso es precisamente de lo que se trata: de que los partidos pierdan influencia y la ganen los fiscales en el Consejo Fiscal, lo que ha de redundar en un órgano dispuesto a luchar por las necesidades profesionales de los fiscales, a valorar el mérito y la capacidad y no la afiliación ideológica y manteniendo la neutralidad en la contienda política.

Veremos si algo cambia en el futuro o no, y veremos si la despolitización de la Justicia tiene o no algún papel en las negociaciones políticas para la formación del nuevo Gobierno.