martes, 19 de septiembre de 2023

EL CAMBALACHE Y LA FISCALÍA

Aquel famoso tango de Santos Discépolo, Cambalache, escrito en los años 30 del siglo pasado, describía la degeneración de unos valores éticos que sintetizaba en la frase "los inmorales nos han igualado". A mi me parece que en muchos casos podríamos decir que nos han superado. La última expresión es el Comunicado de la UPF, la asociación del Fiscal General y que ha estado detrás de todos los nombramientos y actuaciones relevantes del FGE (y de la anterior), en una identificación de objetivos que a mi me produce sonrojo. Pues bien, para la UPF, las sentencias del Tribunal Supremo anulando el nombramiento del Fiscal de Sala de Menores, generan "un efecto pernicioso para la autonomía del Ministerio Fiscal, sentando un precedente que podría afectar en el futuro, además, a las legítimas expectativas de promoción de las y los integrantes de la Carrera Fiscal". Naturalmente, los no designados por el Fiscal General y apoyados por la UPF no deben tener expectativas de promoción. A esos se les debe negar hasta el derecho a combatir resoluciones arbitrarias. A esos, como si fueran la decoración de un festín que se están dando a costa del resto, no les queda más que mirar y callar. Dificil encuentro mayor falta de conexión con el terreno que la que tiene últimamente la UPF. Efectivamente, los Tribunales están para atender las reclamaciones cuando hay desviación de poder, cuando se producen abusos, prevaricaciones u otros delitos. Para eso están los Tribunales. Cuando la política de nombramientos es tan sesgada, tan abusiva, tan bochornosamente sectaria como la que padece la institución desde hace mucho tiempo, e incluso cuando se acentúa a los niveles de los últimos nombramientos, "las legítimas expectativas de promoción de las y los integrantes de la carrera fiscal", reclaman una instancia para poder revisar las arbitrariedades. Cuando cambie el Gobierno y si otro Fiscal General de diferente signo procede a perpetrar los abusos que han realizado los anteriores, seguro que la UPF empieza a entender de que estoy hablando. Pero hasta entonces, se espera que yo, y todos los demás -como las plantas del banquete-, que miremos, callemos y no se nos ocurra recurrir nada. Cambalache puro.