domingo, 22 de abril de 2012

ALFREDO BARDAJÍ

En los años 70 y 80, la Jefatura de Sanidad de Tarragona tenía una vivienda -que a mi me encantaba- para el Delegado Territorial.  Grande y luminosa, un buen piso donde vivía mi tío, Alfredo Bardají, funcionario del Cuerpo Médico Nacional de Sanidad, con su mujer y sus hijos.  Hubo, sin embargo, un conflicto que puso en riesgo su posición y su continuidad en aquella casa.  La Generalitat proyectó un minitrasvase de agua del Ebro para el suministro a Tarragona que en opinión de Bardají podía suponer un riesgo para la población debido a que las aguas del río, en el lugar donde se planeaba el trasvase, venían contaminadas de diferentes productos químicos, y también de mercurio -letal para el ser humano-.   Alfredo Bardají, un hombre muy inteligente, sabía perfectamente lo que le iba a pasar a él si advertía lo que según su opinión experta podía pasar a la población de Tarragona.   Nadie de los que le conocían entonces -sin embargo- dudó de que fuera a hacer otra cosa que cumplir con su obligación: informó contra el trasvase y aconsejó que las aguas se tomaran más arriba del cauce del río donde la contaminación era menor.   Poco después fue destituido por el Gobierno de la Generalitat de Catalunya, y su confort profesional se vio completamente comprometido.   Como era un buen médico consiguió reorganizar su vida profesional.   Pero nunca he tenido yo, Fiscal durante más de 28 años, un ejemplo más claro de como ha de comportarse un funcionario honesto.   Nunca he dejado de pensar, cuando he tenido que actuar con riesgo profesional (ha habido algunas ocasiones), en el ejemplo de Alfredo Bardají, que falleció anteayer en Tarragona.   He releído las noticias publicadas en la época sobre el episodio que relato, y también sobre las obras que fue necesario luego acometer para intentar corregir el desastre de haber desoído al responsable de la Sanidad en Tarragona.   A nadie se le cayó entonces la cara de vergüenza por aquella destitución, ni reconocieron su arbitrariedad algunos políticos.  Pero el cariño de sus vecinos, de sus conciudadanos, lo sintió mi tío hasta el final.   Para mi, la pérdida de mi tío Alfredo, "mi segundo padre" como me dijo ayer mi prima, ha sido un golpe muy duro.

domingo, 15 de abril de 2012

DEMASIADAS CONDENAS A ESPAÑA EN EL TRIBUNAL DE ESTRASBURGO

En el último año, España ha cosechado siete condenas en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.  Algunas de esas condenas tienen que ver con las deficiencias de nuestro sistema procesal penal, en particular referido al hecho de que la casación no admite la práctica de prueba por lo que la condena en el Tribunal Supremo de un acusado absuelto sin oirlo directamente suele entenderse que colisiona el art. 6.1 del Tratado Europeo de Roma de 1950.  Pero también hay otro tipo de condenas que derivan de prácticas deficientes: la sentencia Alony Kate c/ España condena a nuestro país por el hecho de que un magistrado que resolvió un recurso de apelación contra una orden de prisión, fue más tarde ponente de la sentencia -condenatoria- contra el acusado.   Esa sentencia fue, para ese acusado, confirmada en casación e inadmitida ante el Tribunal Constitucional.   Y en Estrasburgo nos condenan por vulneración del derecho a un juez imparcial.  Por idénticas razones, España ya había sido condenada el 26/10/2010 en el caso Cardona Serrat c/ España: otro auto de prisión que confirma la Sala sentenciadora.

En el caso Otegi c/ España, nos condenan -por unanimidad- por violación del derecho a la libertad de expresión (el acusado había sido condenado por el Tribunal Supremo por injurias al Rey), y creo que la sentencia explica muy bien los límites que para el Tribunal de Estrasburgo fija el art. 10 del Convenio.

Las sentencias están en la página del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y la mayoría están traducidas al español.

No creo que debiera ignorarse que tantas condenas evidencian fallos en nuestro sistema, que también por ahí hace aguas, y en nuestra práctica forense; también debe mencionarse que los instrumentos internos de control de las resoluciones judiciales no son suficientes aparentemente; y quizá debería enfatizarse un poco el hecho de que cada una de esas condenas es analizada por expertos de muchos países que se forman un juicio determinado sobre nuestro sistema de enjuiciamiento.   Pensemos que estamos hablando de un Tribunal de Derechos Humanos, y que nos están condenando.   Las reparaciones a los perjudicados, obvio es decirlo, suelen llegar tarde y desde luego no corrigen ni de lejos el daño causado.

miércoles, 11 de abril de 2012

SIN CONVOCATORIA

Tiempos duros para la Justicia.   El Ministerio de Justicia ha acordado no convocar oposiciones de jueces y fiscales el próximo año.   La medida es grave, porque estamos hablando de que ni siquiera se va a reponer la plantilla de las jubilaciones y bajas que se vayan produciendo.   Entiendo perfectamente las razones, pero esta crisis está acabando con demasiadas cosas y no creo que sean las adecuadas.  Menos jueces y fiscales supondrán, si no hay cambios procesales, un mayor atasco del que tenemos.  Alguno dirá que bueno, visto el desastre del sistema que tenemos actualmente -mucho más de un millón de causas penales pendientes en España- un poco de empeoramiento no se va a notar.  Pero yo creo que si se notará, porque las causas penales, cada una de ellas, suponen un problema -muchas veces un drama- para alguna persona.   Y habrá más retraso.  Se me hace evidente -en el ámbito de la Fiscalía- que los fiscales de las Audiencias Provinciales y Fiscalías de Área serán los diréctamente perjudicados por la medida. Dudo mucho que se adelgace en plaza alguna ni el Tribunal Supremo, ni el Constitucional, ni las Fiscalías especiales, ni los adjuntos a Fiscales de Sala, ni de los TSJs. Por otra parte me acuerdo ahora de las vueltas al mundo que algunos se han dado no hace tanto tiempo con cargo a los presupuestos de la Fiscalía; en las plazas de primera creadas a toda prisa y a costa de más plazas de menor rango. Me pregunto también por la coherencia de un sistema que cierra la entrada al ingreso en las carreras judicial y fiscal y permite al mismo tiempo la convocatoria de cientos de plazas de jueces y fiscales sustitutos.  Jueces y fiscales a los que cuando son nombrados se les priva de cualquier vía de incorporación a las carreras o al menos de formación como se hace con los titulares.  Y me pregunto por último si nadie ha pensado en reconducir un poco la magnitud de un órgano como el CGPJ -en mi opinión, mal concebido y demasiado politizado- para reducir su presupuesto a los tiempos dramáticos que vivimos.    Pienso, sin ánimo de comparar, que los vocales del Consejo Fiscal compatibilizan sus funciones en el Consejo con su trabajo como fiscales.  Y están muy honrados de hacerlo.

domingo, 1 de abril de 2012

HACE FALTA QUE VENGA LA APIF

Noto la falta de presencia de mi asociación profesional, la Independiente de Fiscales. Después de haber visto como se han llevado las cosas con el anterior FGE que consideraba razonable la proporción 1-1-1 (es decir, en los nombramientos, un fiscal de la UPF, otro de la AF y otro del resto -el 70 por ciento de la carrera-) y de ver como el PP ha colocado ya a varios fiscales de la AF en puestos de responsabilidad, creo que la Carrera necesita mas que nunca una tercera vía, la de la neutralidad política, la de la defensa de la profesionaidad con independencia de adscripciones. Sin embargo, hay que creer que eso es posible: hay que luchar, hay que sacar una nueva página web (la que tenemos está inactiva desde hace mucho tiempo); hay que estar en contacto con los asociados, ir a las Fiscalías a explicar el proyecto y hay que sacar una publicación electrónica para distribuirla entre toda la carrera. Las cosas no cambian solas, hay que ayudar un poco; y aunque los cursos de la APIF son muy celebrados (el que organiza Pepe Caballero en unos meses tiene el doble de solicitudes que de plazas) hay que hacer más cosas. Tengo afecto por los miembros de la dirección de la Independiente y confío en ellos; se que luchan con un sistema pensado para que no haya nadie más que los afines a un partido o a otro. Se también que para ciertos tiburones ser de la Apif es ser carne de cañón, y se que no hay medios y que a veces cunde el desaliento. Pero no hay que rendirse: hay mucho que hacer para conseguir que algún día en la Fiscalía nadie pueda esperar que le toque la lotería por ser de tal o cual asociación o por ser amiguete de tal o cual gerifalte. Para eso hay que hacer mucho más de lo que ahora se está haciendo, en mi modesta opinión.