sábado, 31 de diciembre de 2011

QUIZÁ ALGO VAYA A CAMBIAR

Me gusta el elegido para Secretario de Estado de Justicia. Conozco a Fernando Román desde que estuvimos juntos en la Fiscalía de Madrid, y deje de verle con frecuencia cuando aprobó las oposiciones de lo contencioso. Pero es un tipo competente y del estilo que describen los anglosajones como "open minded". Puede ser un buen escudero de un Ministro que quiera cambiar las cosas. Me dicen, además, que han nombrado al Fiscal General dándole garantías de que podrá obrar con plena autonomía, con partidas presupuestarias propias y con libertad para trabajar. Siempre he defendido ese modelo de separación de la Fiscalía respecto del Gobierno, así que reconozco que con estas informaciones me estoy animando. Ojalá la cosa salga bien.

HACHAZO

Hay tres maneras de que mi sueldo disminuya: o que me lo congelen y haya inflación; o que me lo bajen; o que me suban los impuestos. Pues en estos dos últimos años he conocido las tres modalidades. Ahora, con congelación y subida de impuestos (por cierto, sin aviso previo en la campaña electoral, a tan solo 10 días de la investidura). Yo me compadecía de los colegas griegos a quienes bajaban el sueldo hasta un 20 por ciento. Pues bien, ya no estoy lejos respecto de mi nómina de mayo de 2010. Cada día tengo más claro que falta un tipo penal en nuestro Código, que castigue al administrador de caudales públicos que genere déficit en su gestión (es decir, que o gaste o comprometa el gasto de lo que no tiene). Porque esas conductas en estos tiempos en los que el control de la política monetaria está en Europa hacen más daño que si robaran directamente el dinero.

Cuando veo a comunidades tradicionalmente fuertes económicamente, aplazar las pagas de los funcionarios, o cerrar hospitales y universidades en vacaciones, no puede evitar pensar que merecen un castigo los responsables incluso aunque no hayan robado.

Y me gustaría también, ya que estamos, ver muchos menos coches oficiales llevando a gente a sus trabajos. Y todo ello desde el convencimiento de que la organización actual del Estado es demasiado cara, y que el ahorro significativo debería de producirse ahí. Pero es más sencillo atacar las nóminas. En fin.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

EDUARDO TORRES DULCE

Vengo defendiendo que la misión de la Fiscalía no debe ser la de arreglar los problemas de la Fiscalía, sino contribuir a solucionar los de la Justicia desastrosa que padecemos.   Hoy está en todos los periódicos que Eduardo Torres Dulce va a ser nombrado Fiscal General.   En algún medio se supedita el nombramiento a que lo acepte.   Ojalá lo haga.   Tengo con Eduardo -además de una gran amistad enfriada en el tiempo- diferencias grandes sobre la posición del Fiscal en el proceso penal.   Y alguna otra diferencia por hechos del pasado, unidas a varias otras cosas que debo agradecerle y le agradezco.    Creo que algunas cosas que necesita la Fiscalía las solucionará de manera natural; la supeditación al sentido común de la generalidad de las decisiones, y una corrección de la arbitriedad imperante hasta ahora; los defectos de organización, así como mayor concesión a la independencia de criterio de los Fiscales por no hablar de la rectificación de alguna de las recientes Circulares o Instrucciones dictadas por la FGE de deficiente calidad.  Los resultados en las elecciones del Consejo Fiscal muestran que es el hombre fuerte de la Carrera.  Creo que es bueno que alguien así esté al frente de la Fiscalía.   Especialmente si llega fortalecido por la promesa electoral del PP de dotar de independencia al Ministerio Fiscal.  De verdad, no veo a Eduardo acatando a estas alturas de su vida y con la categoría que ha alcanzado, órdenes del Presidente del Gobierno o del Ministro, o incluso del Director General de Justicia (como tuve la desgracia de ver en el pasado con algún otro Fiscal General).  Ahora bien, el reto fundamental en la España de hoy no es el arreglar esos problemas recurrentes de la Fiscalía, sino colocar al Ministerio Fiscal en posición para contribuir con eficacia a reducir el número de asuntos penales pendientes (casi 1.200.000), agilizar la Justicia, mejorar el servicio público, contribuir a mejorar la implantación de nuevas tecnológias y potenciar su imparcialidad.   Esa es la tarea que hay que emprender.

jueves, 22 de diciembre de 2011

RUÍZ GALLARDÓN

Como una buena noticia recibo el nombramiento como ministro de Justicia al alcalde de Madrid.   De todos los candidatos que venía escuchando (muy por encima, por ejemplo, de Federico Trillo), este es el único del que cabe esperar la energía, la voluntad y la habilidad para que la Justicia mejore.   Aunque trabajó muy poco como Fiscal, lo cierto es que lo hizo, formando parte incluso de Tribunales de oposiciones.   Le he tratado puntualmente, y siempre le he visto interesado en las cuestiones de la Justicia, así que ahora tendrá su oportunidad.   No le va a faltar trabajo.  La Justicia penal en España está en una situación catastrófica: con un proceso decimonónico; con un CGPJ y una Fiscalía dominados por la política partidista; con unas asociaciones mayoritarias de jueces y fiscales adaptadas y sumisas a esa politización; con un atraso crónico (casi 1.200.000 asuntos pendientes a final del año pasado, y creciendo) derivado de una carencia de medios alarmante y de un proceso no concebido para una sociedad moderna; con un fuerte corporativismo en las carreras judicial y fiscal; con un porcentaje muy significativo de fiscales y jueces sustitutos a los que se niega cualquier salida profesional, incluso la formación; y con una imagen penosa ante la opinión pública.   Por si fuera poco, la situación económica no le va a permitir gastar, sino que va a tener que ahorrar.  A ver como lidia con esto.  

Me llama la atención los nombres que se han quedado fuera del Gobierno: González Pons, Trillo, Astarloa o Piqué.  Algunos sonaban incluso para Justicia.

Para los Fiscales, la única incógnita relevante es ahora la de quien será el FGE: las quinielas se han abierto mucho.

sábado, 17 de diciembre de 2011

OTRA VEZ MÁS

He perdido la cuenta de las veces que el CGPJ ha devuelto la propuesta de la Comisión de Calificación por no ponerse de acuerdo en el nombramiento de un Magistrado del Tribunal Supremo, Sala de lo Penal.   Creo que son cinco las veces, pero pueden ser hasta siete en los últimos cuatro años.   La razón es que nadie se baja del burro: ni los progresistas dejan de apoyar a su candidato (un catedrático de gran prestigio) ni los conservadores dejan de votar al suyo (un fiscal muy brillante -y querido amigo mio-).   Y todos a bloque y a piñón fijo.   El prestigio del Consejo o del Tribunal Supremo, que se resiente después de años y años de faltas de acuerdo; o la incomodidad que se causa a los candidatos rechazados (que son los dos más votados y también un montón de buenos juristas) les hace reflexionar a estos vocales.  Ahora han vuelto a rechazar a los candidatos preseleccionados.   Lo que ocurre es que la posición de vocal del Consejo es el paradigma de la atribución de poder sin responsabilidad.   Pueden seguir haciendo esto durante otro lustro y no les va a pasar nada.   Y como eso, pues otras cosas también.      Me parece muy triste.

ES CURIOSO

Me llama la atención el hermetismo que existe en relación con los miembros del nuevo Gobierno (hasta el lunes, como mínimo, no se sabrá nada) y la transparencia que hay en relación con el Presidente del CGPJ y del TS cuyo nombre siempre se conoce mucho antes de que se elija a quienes han de nombrarlo, con reiterado escándalo de la comunidad jurídica.   Les importa mucho más a quienes tienen que tomar las decisiones, guardar las formas en relación con el primer tema que con el segundo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

EL EXPRESIDENTE FRANCÉS, CONDENADO DOS DÉCADAS DESPUÉS

Por unas contrataciones ilegales cuando era Alcalde de París, Jacques Chirac ha sido condenado (ahora que tiene 80 primaveras y está enfermo) por malversación de caudales públicos a una pena correccional.   Vengo defendiendo que la Justicia penal decimonónica que tiene nuestro país y que está emparentada con la Justicia francesa (solo en Francia y Eslovaquia subsiste el Juez de Instrucción) junto con la concepción gubernamental del Ministerio Fiscal (que pedía la absolución de Chirac) es causa de estos dislates que ahora nos muestra el Tribunal de París.   Si a eso le unimos los abusivos privilegios que la clase política (en forma de aforamientos) se concede podemos sin temor a equivocarnos afirmar que la igualdad en la aplicación de la ley penal no es un objetivo de nuestras normas procesales.  Me gusta mucho más el modelo de justicia centroeuropea que las cosas que tenemos aquí y que hay en Francia.

lunes, 12 de diciembre de 2011

DEBERÍAN EVITARSE (EN LO POSIBLE) LOS JUICIOS PARALELOS

No me ha gustado -ni me ha sorprendido- el indulto al banquero, que le permite -ni siquiera subsisten las sanciones administrativas que pueda imponer el Banco de España- seguir en su puesto.  Pero al menos, en este caso, la Justicia llegó al final y no se quebró por el camino.  Que cada palo, pues, aguante su vela.   Demasiadas veces, sin embargo, la lentitud de la Justicia, causa graves perjuicios que se acrecientan con la notoriedad o fama de los investigados.   La situación de quien no está imputado pero lee todos los días en los periódicos la marcha de la investigación contra él -sin poder defenderse ante el Juez- me parece abusiva: hoy he escuchado en la radio que un prominente investigado se quejaba de ello.   Aquí hay dos problemas: uno que a lo mejor hace falta investigar más; otro, que se filtra el resultado de las investigaciones.  De manera que ni se puede imputar, ni se quiere mantener el secreto.   Estoy seguro de que si la investigación la llevara solo el Fiscal, que hubiera de responder (penal y -al menos- civilmente) de las filtraciones a la prensa que se produjeran en la misma,  cosas como esta se producirían con menos frecuencia.   Pero en España la investigación de los delitos la lleva el Juez de Instrucción, "bajo la inspección" del Fiscal y con la presencia de todas las demás partes personadas; esa variedad de personas que conocen de los avances de la investigación hacen que en la práctica resulte imposible saber quien es el que filtra y evitar las filtraciones.

lunes, 5 de diciembre de 2011

ME DICEN QUE ES FEDERICO TRILLO

Si es cierto lo que me comenta una persona que tiene una buena posición para decir lo que me dice, el próximo Ministro de Justicia sería Federico Trillo. Y si eso fuera así, habría que repasar lo que Trillo ha dicho y ha hecho en los pasados meses: por ejemplo, la iniciativa de la reciente reforma de la LOPJ que permitió reingresar al servicio activo sin pérdida de antiguedad a Fiscales y Jueces que se encontraban en excedencia voluntaria, lo que hay quien dice que no fue del gusto de quien será Jefe del Gobierno (y a mi, modestamente, tampoco me ha gustado ni un pelo).   O el anuncio de las promesas electorales del PP, entre las cuales estaba el fortalecimiento de competencias en nombramientos del Consejo Fiscal o el cambio de método de elección de los vocales del CGPJ, o incluso el anuncio de "acabar con el sectarismo" en la Fiscalía.   También el reestablecimiento del recurso previo de inconstitucionalidad.  La cuestión es ¿podemos confiar en ello?    Las propuestas del PP me gustan en términos generales (aunque desde luego no van a solucionar por si mismas la baja calidad de nuestra Justicia), pero la realidad es que ya las he escuchado antes y se incumplieron clamorosamente: yo pagué personalmente en 2003 algún precio por denunciar en la prensa esos incumplimientos, así que hay motivos para tener cautela.  Si Trillo es finalmente el Ministro, yo me inclinaría por apostar a que el FGE será alguien del aparato judicial conservador (me salen inmediatamente tres nombres, dos en el Tribunal Supremo, y uno en la Audiencia Nacional), aunque siempre cabe la posibilidad de que Rajoy tenga algún nombre en la cabeza para ese puesto.