martes, 12 de diciembre de 2017

MI GRAN AMIGO JOSÉ MARÍA ROMERO DE TEJADA

No me lo podía creer.  Me enteré por la mañana, por la radio de que José María, el más afectuoso, generoso y bondadoso de mis amigos.   Volé a Barcelona, estuve con Tere y me conmoví recordando cosas que nos habían pasado.   Ahora evoco muchas conversaciones que tuve con él, siempre medio en serio medio en broma, casi siempre a carcajadas.    Recuerdo que fue él quien levantó la Asociación de Fiscales con la celebración de un Congreso increíble en Barcelona hace muchos años, como cuando quienes ahora la dirigen no estaban en la Asociación, cuando éramos cuatro gatos antes de ser muchos más gracias a él.   Recuerdo que fue él el único vocal de la AF que se opuso desde el Consejo Fiscal a tragar con el Ministerio para echar a Jiménez Villarejo cuando se le removió de la Fiscalía Anticorrupción.   Recuerdo a José María, desde su bondad, atribuir a erorres lo que yo veía que eran actos de mala fe, en  alguna ocasión dirigidos hacía él mismo.  Era un hombre bueno, familiar y con una ilusión reciente que diluía cualquier disgusto o contratiempo: sus nietas con las que se volcó en estos años.    Me dijo Tere que había perdido a un gran amigo.  Bien lo se yo.

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