A uno le gustaría ver que los cambios políticos no tuvieran gran repercusión en la dirección de la Fiscalía. Ese sería un buen signo de que la Fiscalía (y la Justicia) va en su camino de exigir la aplicación de la ley con imparcialidad con independencia de quien mande. Pero lo que estamos viendo estas últimas semanas evidencia que la alternativa al modelo del PP (apoyándose en la asociacion de fiscales afín en el Gobierno de la Fiscalía) era la del PSOE, consistente en que todo siga igual pero eso sí, a quien manda en la Fiscalía la nombran ellos. Es decir, lo de siempre. PP-AF y PSOE-UPF. Si las cosas fueran bien en la Justicia pensaríamos que no hay más opciones. Pero es que esto no va nada bien. Y el principal problema es que los partidos políticos de gobierno desean controlar la Fiscalía para lo que necesitan gente dentro que les ayude. Ahora es el turno de la UPF. La ministra y todo su equipo salen de la UPF; la directora del Centro de formación de los Fiscales, de la UPF; la Fiscal General, de la UPF; el Jefe de la Secretaría Técnica, de la UPF. No se si queda alguien más para nombrar, pero se que entre los valiosos fiscales de la UPF que conozco hay una sensación de que lo que hace tres meses era imposible, hoy les puede tocar. Suenan en quinielas, hay rumores y desmentidos, se miran fechas de jubilación a ver si da tiempo antes de las elecciones...
A otros compañeros les puede gustar que fiscales ocupen puestos políticos dejando la puerta abierta a regresar a la Carrera cuando cesen en los mismos. A mi no. Creo que esto es un desastre para la imagen de nuestra Justicia y sobre todo, porque alienta a los jóvenes que quieran hacer carrera a buscar en camino fácil: hacerse afín a quien manda en la política.
A ver ahora el discurso de la UPF sobre la necesidad de despolitizar la Fiscalía.
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