miércoles, 2 de julio de 2014

GUARDIAS

Hace tiempo que no hago guardias.  Pero me entero -por lo que me dicen los compañeros que si las hacen- de que las retribuciones de las mismas están sometidas a diferencias completamente irracionales.   La guardia, en principio, supone la disponibilidad de un fiscal a cualquier contingencia que se produzca durante su duración.    Se paga -o debería pagar- el tiempo de un profesional cualificado que está disponible para cualquier evento que ocurra.   Si se trata de violencia de género, o de menores, o de mayores, es indiferente.  Lo determinante es que un fiscal estará allí para solucionar el problema o al menos para darle un enfoque determinado.   Ese fiscal invertirá su tiempo (que sustrae a otras actividades, incluso a su ocio) para hacer la guardia.  Siendo eso así, que se pague el tiempo de ese fiscal de manera diferente según las materias, o que incluso no se pague en absoluto es ridículo y denunciable.   Al margen de que las guardias están mal pagadas -y esa es una línea de actuación para corregir- hay que exigir que todas se paguen igual.  Que las guardias de menores se paguen menos que las ordinarias es ridículo porque el fiscal encargado estará a disposición de la Policía y del Juez durante todo el tiempo de la guardia.   Y que no se paguen guardias de violencia de género en algunos lugares es razón a mi juicio para plantarse y empezar a plantear el no hacerlas.

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