martes, 9 de diciembre de 2014

LA RAIMUNDA DE GALLARDÓN

Ha causado cierto revuelo entre algunos fiscales la concesión al ex ministro de Justicia de la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.   Yo he visto denegar la condecoración, no la Gran Cruz, sino Cruces de Primera Clase, que es la condecoración más frecuente que se concede a Fiscales y Jueces, a compañeros con enormes méritos profesionales.  Si, méritos diferentes.  Méritos relacionados con el trabajo diario, con la honestidad en su desempeño, con la constancia, con la mejora de la calidad de la Justicia a través de la resolución de los asuntos durante muchos años.    Ese despliegue de Grandes Cruces en favor de políticos o políticos juristas, o juristas políticos, escandaliza por contraste.  Pero es lo que hay, pese a la indignación legítima de algunos compañeros.   En el caso del ex ministro, que recibe la condecoración al igual que otros Ministros de Justicia, al igual que vocales del CGPJ, ex Magistrados del TC, Fiscales Generales y otros (junto, bien es cierto, con algunos -no demasiados- profesionales y solo profesionales de altura), pone de manifiesto que también aquí hay una casta.  Una casta que valora sus méritos jurídico políticos en la Justicia con otro rasero que los de los meros profesionales jurídicos.   En el caso que nos ocupa, la tarea del exministro al frente de Justicia ha sido poco menos que un desastre, con muy pocas luces entre tanta sombra.   Pero su medalla es su medalla.

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