miércoles, 31 de julio de 2013

LA TOMA DE POSESIÓN DEL FISCAL SUPERIOR DE CATALUNYA

Acabo de llegar de Barcelona, donde ayer tomó posesión de su nuevo cargo mi amigo de muchos años José María Romero, que ayer estuvo encantador en su discurso -en castellano y en catalán- y un caballero a lo largo de todo el día.   Le deseo lo mejor, y trataré de ayudarle en lo que me pida para hacerle la vida más fácil en su puesto.   Pero hubo un gesto espléndido ayer: Martín Rodríguez Sol, el anterior Fiscal Jefe removido por el FGE accedió a ser el padrino de su amigo José María.   Ese gesto me encantó y me predispone en favor de Martín, con el que no siempre he estado de acuerdo (a veces muy en desacuerdo), en éste año terrible de su vida.    En esta situación el FGE tenía una papeleta difícil, ya que todos sabemos lo ocurrido con Martín.   En su discurso no creo que estuviera acertado.   Además de elogiar a José María y decir lo que esperaba de él, habló mucho de Martín que le escuchaba a escasos metros.  Pero habló de Martín, no a Martín.   Si me hubiera preguntado, le hubiera dicho que ese discurso debería haber sido a Martín delante de todos, no a todos delante de Martín.   Faltó calor y -honestamente lo creo- faltó proximidad y humildad.

La comida posterior fue para mi muy divertida.   José María me situó con él, con su mujer, Tere, con otros amigos suyos y varios fiscales y jueces de gran prestigio, además del FGE.   Me reí, nos reímos todos, hablamos de cosas serias y menos serias, y a veces me reencontré -con alegría- con mi antiguo amigo Eduardo (no con el FGE con el que estoy pero muy pocas veces de acuerdo) que tuvo la amabilidad de acompañarme luego a casa.

Pero cuando nos íbamos ocurrió algo para mi importante: cuatro compañeras de Barcelona a las que no conocía se me acercaron para hablarme de este blog, de que lo seguían, de que incluso a veces les gustaba lo que decía.   Yo se que hay gente que no le gusta nada lo que escribo (ayer mismo me topé con varios), pero normalmente no escucho a compañeros -a los que no conozco- que se sienten identificados con cosas que se dicen aquí.   Quizá es que necesito vacaciones y que no estoy acostumbrado a estas cosas, pero me emocioné y me reafirmé en intentar decir aquí lo que pienso, sin más.

Si yo hubiera sido mi padre en ese momento (él era un magnífico tenor y nada tímido), les hubiera regalado a esas compañeras una de sus canciones preferidas.   Yo canto fatal, así que esa canción catalana maravillosa se la dejo aquí a ellas en la interpretación de un tenor excepcional (y muy simpático), el mexicano Rolando Villazón desde el Liceo de Barcelona.





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