miércoles, 13 de enero de 2010
IGNACIO GORDILLO A LA ABOGACÍA
Ignacio no es un fiscal más. Naturalmente todos tenemos defectos y virtudes, pero a las personas creo que hay que analizarlas profesionalmente a lo largo de una trayectoria. Doctor en Derecho, lleva muchos años en la Audiencia Nacional. Recuerdo ahora que él fue quien primero persiguió las pistas del caso Laza y Zabala -caso clave para demostrar los crímenes del Gal- impidiendo su prescripción. También recuerdo que fue quien primero acusó a Mario Conde en la primera de las condenas que sobre él recayeron. Y durante muchos años fue referencia en unión de varios fiscales -que en su mayoría ya no están en la Audiencia Nacional- de la lucha judicial contra el terrorrismo etarra, afrontando durante ese tiempo graves riesgos personales. Ayer me comentaron y hoy leo la noticia de que se marcha a ejercer la abogacía, al igual que han hecho anteriormente otros fiscales (me acuerdo especialmente de Maria Dolores Marquez de Prado y de Enrique Molina). Creo que se va en un excelente momento profesional, cuando puede aprovecharse su experiencia de toda una vida al servicio de la Justicia. Le deseo mucha suerte.
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La verdad es que yo pienso que el paso a la abogacía de los fiscales, como ya dije en otra ocasión, es algo que la ley permite y a mí no me plantea ningún problema siempre que se abstengan de intervenir en determinados procedimientos. Cada cual que haga lo que le parezca oportuno en su vida profesional y personal (si puede). Sin embargo, la abogacía en ocasiones se ve desde fuera como un lugar donde "los abogados ganan mucho más dinero que los funcionarios" y eso no es siempre así. El ejercicio de la profesión (y vuelvo a aclarar que yo NO soy letrada en ejercicio) exige una dedicación de 24 horas al cliente sobre todo si se está en determinados niveles, muchas relaciones públicas y un gran desembolso de dinero para captar clientes. La abogacía no deja de ser una profesión liberal y tal y como están los tiempos, la crisis también ha entrado ahí. Sin querer entrometerme en la vida de nadie, creo que la decisión del aún fiscal Gordillo es muy arriesgada, sobre todo considerando su edad. Aunque comprendo, que las cosas es esa fiscalía han cambiado mucho, quiero mandar mi apoyo y mi afecto(aunque no sirva de mucho) a los que todavía resisten. Su trabajo (como el de tantos otros funcionarios y funcionarias), salva vidas.Saludos afectuosos.
ResponderEliminarParcialmente estoy de acuerdo con Una Jurista, pero creo que el que da el paso - al menos en los casos que conozco directamente en la Fiscalía como en la Judicatura - lo hace solicitando una excedencia voluntaria por interés particular y en unas condiciones determinadas previamente acordadas, me imagino consideradas en su globalidad, no sólo desde el punto de vista económico y por supuesto a firmas de solvencia acreditada, por lo que el riesgo no digo que no pueda existir, como dice Una Jurista, pero será un riesgo de no gustar o no adaptarse al ejercicio de la abogacía, no cumplir la otra parte con lo acordado, cierto, pero no evidentemente el que representaría “liarse la manta a la cabeza” para establecerse uno por su cuenta. Son decisiones personales, en efecto, como tantas otras que motivan día a día el tránsito de público a privado, yo también me he planteado alguna vez qué haría si me ocurriera – hipotéticamente me refiero, nadie me ha ofrecido nada ni yo me he ofrecido a nadie - y al final, esas decisiones, equivocadas o acertadas, sólo afectan e incumben al que las tiene que tomar. Suerte. Ah, y un saludo a Campanilla, aquí no conocida.
ResponderEliminarBueno, pues que aparezca Campanilla, que será muy bienvenida.
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