viernes, 25 de septiembre de 2009
ESTÁ DADA
Me encontré el otro día en un pasillo con un Fiscal del Supremo a quien considero con Antonio del Moral el más preparado técnicamente de esa casa. Me dijo que no había pedido una plaza de Magistrado del Tribunal Supremo para turno de juristas, cuyo plazo había ya vencido. Entre bromas, me dijo que había preguntado por aquí y por allí, y que le habían dicho que la plaza era para un prestigioso catedrático. Y claro, me quedé de piedra. Debe ser que no me acostumbro (y habrá que esperar a ver si efectivamente se la dan al catedrático), pero estas cosas me escandalizan. Que gente competente no pida plazas a las que tiene un legítimo derecho a aspirar porque tiene la conciencia de que están adjudicadas de antemano, es colocarnos en el peor escenario posible. Cuando ya hemos asumido que nada vale lo que hagamos; incluso, lo que hagan los mejores. Que ni mérito ni capacidad. Que las cosas se hablan fuera de los cauces habilitados y que estos no sirven sino para confirmar lo acordado con anterioridad. Me decía un vocal del Consejo Fiscal hace unas semanas que la "gente no pide". Habría que preguntarse porqué.
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La gente no pide por verguenza torera, supongo que terminamos por estar hartos de que nuestras peticiones sirvan de excusa para "vender" que el concurso ha sido limpio, que se ha valorado a "todos" y optado por el que mas mérito y capacidad tiene, cundo sabes que este hubiera salido aún presentándose con cuerenta mas, o cuando, encima, la opinión del Consejo es ninguneana porque la Autoridad Suprema (política, por supuesto), úngida de la verdad y la razón, decide que es mejor optar por el compañero que mas méritos "subjetivos" tiene para el.
ResponderEliminarPues con todo respeto y sinceridad, me parece un error no pedir. Si se quiere trabajar en un determinado sitio y se piensa que se está en posesión de los méritos y la capacidad, hay que rellenar la solicitud y presentarla. No vivimos en el mejor mundo posible, pero hay que actuar como si las cosas funcionaran siempre como deben.
ResponderEliminarDe otro modo, seremos cómplices silenciosos de eso con lo que queremos acabar. Y otra cosa: a veces los pactos previos no salen adelante y -cierto que a modo de carambola- resulta nombrado el candidato mejor, aunque no tenga padrinos.
Y lo último: he oído muchas veces eso de que la plaza estaba dada, y unas veces el nombre elegido era el anticipado, y otras muchas, era otro. Que también hay mucha leyenda urbana en estos temas...
Salva, no me pillo un nick porque no tengo ni idea de cómo hacerlo. Soy torpe.
Gracias, anónimo: es fácil. Cuando haces un comentario, de las tres opciones posibles (open ID, nombre/url, anónimo), haces click en "nombre" y pones el que quieras. A partir de ese momento, ya tienes nick.
ResponderEliminarPor cierto, yo también pienso que hay que pedir (y si alguna vez no lo he hecho, he de decir que lo he estado lamentando después).
Estoy con anónimo, hay que pedir ... y después cuando no te dan la plaza entonces sí protestar. He visto también (que no debe ser el caso que cuentas , Salva) de gente manifiestamente inútil que no pedía plazas y se escudaba en el que "ya están dadas" para así autojustificar el hecho de no pedir. De esos hay contadas experiencias que después , encima , critican abiertamente al nombrado y lo tachan de protegido y que si está ahí es porque tenía padrinos...
ResponderEliminarEn fin que no todo es a simple vista tan claro como parece y si no pedimos una plaza que en justicia creemos que podemos estar capacitados para ejercer, después no podemos quejarnos de que no nos la dieron.
Bueno, estamos de acuerdo, pues. Todo menos asumir mansamente que la plaza "está dada". De todas maneras hay factores que pesan para no pedir. Cuando se le niega una plaza a alguien más antiguo en beneficio de otro compañero, hay una tendencia a pulverizar al más antiguo con todo tipo de argumentos. En este sentido he oído de todo: "que si es de derechas; que si es de izquierdas; que si no trabaja; que si tienen una vida privada agitada; que si no va a vivir en la plaza; que si es conflictivo...". Claro, con estos ejemplos, hay gente que dice: mira, yo no pido. También hay riesgos en pedir: conozco algún caso en que el FGE se ha cabreado seriamente con alguien que ha pedido algo para lo que supuestamente no debía pedir. Duro, pero ha pasado. Es decir, que se trata de toda una decisión.
ResponderEliminarAdemás, me gustaría que se cuidaran un poco las formas: no estaría de más que a quien no es nombrado, alguien -quizá de la inspección o del propio Consejo- le mandara una cartita agradeciéndole la petición y dándole una sucinta explicación. Cada vez que no me han contratado en el extranjero, han tenido la cortesía de comunicármelo. Aquí parece que somos masa, no personas.
De acuerdo con que hay que pedir, como tambien entender que algunos compañeros no lo hagan, pero ¡por favor! ¿qué te manden una cartita con una explicación de los motivos por los que no te dan la plaza?, ¡no gracias!, no con este sistema-régimen, algún compañero me ha contado lo que de palabra le contaron para justificar su no nombramiento y... que quereís que os diga, algunas argumentaciones eran cuasi ofensivas, mas que nada porque le tomaban por tonto.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado por qué no observamos dentro de nuestra carrera las mismas normas que estamos obligados constitucionalmente a observar en nuestra actuación en defensa de la sociedad y de sus derechos
ResponderEliminarTambién me ha sorprendido siempre que, a pesar de nuestra condición de juristas,- hayamos aceptado mansamente el criterio de “idoneidad”, - que sólo significa “ confianza política”, y que no es equiparable a “ discrecionalidad “ que, como es sabido, permite controlar judicialmente la decisión adoptada
No entiendo por qué se obvia descaradamente la observancia del Derecho Público Constitucional, , no se respetan los criterios explicitados en la oferta pública de los puestos, no se justifican las adjudicaciones de los cargos; tan sólo se sabe que obedece a las cuotas de poder de las asociaciones afines a los dos partidos políticos que se alternan en el poder
Las normas de Derecho Público Constitucional tienen la finalidad de evitar la desviación de poder; utilizar los poderes de la Administración Pública-, sufragada por los ciudadanos obligatoriamente para que sirva al interés general – en beneficio particular
El criterio del escalafón se impuso en su día para evitar precisamente estas cosas.
Deseo que la APIF sea una alternativa seria que, en caso de acceder al Consejo Fiscal, abogue por un “ verdadero cambio”
La cosa está difícil "fiscal de trinchera". Somos muchos los que no nos gusta este sistema en el que estamos instalados. Los que desearíamos cambiar, y que entre nosotros nos tratáramos como tu dices en tu comentario, de la misma manera que tratamos a los demás en nuestra profesión: con imparcialidad. Pero eso que parece tan sencillo se complica con presiones, afinidades políticas, afinidades asociativas y mil cosas más. Y los que pensamos en cambiar todo esto de manera radical no estamos organizados. Vamos a intentarlo, pero es difícil.
ResponderEliminarDe todas maneras, bienvenido a JI, y gracias por intervenir.
Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. También lo decía mi abuela. Debe de ser que algunos consideran que "pedir" en este caso, según de donde venga, es un vicio y algo poco adecuado. Y sí, tengo clarísimo que las plazas están dadas y la verdad, algunas dan terror. Prefiero no seguir, que luego tengo que empezar con "creo que", y "presuntamente". Entiendo que os "queme" el trabajar y no poder aspirar a ciertas plazas. Aún así, criaturas, para mí el Tribunal Supremo hace tiempo que se alejó de la realidad de la justicia. Soñad otros destinos, o que el destino se conjure para llevar allí a los que lo pueden hacer mejor. Hoy por hoy, si fuera fiscal, no sería mi paraíso anhelado. Saludos.
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