miércoles, 10 de junio de 2009

LOS TREPAS

Todos tenemos identificado a alguno (aunque de aquí no saldrá ningún nombre, claro). De hecho a todo aquel que asciende en su profesión se le suele tildar como tal, con frecuencia injustamente. Pero yo no me refiero a quienes simplemente progresan en su carrera. Un tipo que sube, que asciende porque trabaja más y mejor que los demás; porque estudia y escribe, porque es brillante, porque tiene suerte o porque es buen compañero pues a mi me parece estupendo. Para mi el trepa nocivo, el mal compañero que debería ser arrinconado es el que pospone cualquier cosa a su particular beneficio. El que traiciona principios, compañeros, compromisos y la palabra dada; el que siempre está al sol que más calienta; el que cuando gobiernan "los suyos" da un paso adelante, y cuando gobiernan "los otros" se refugia tras otros más ingenuos.

Entre los trepas, como en todo en la vida, hay clases: los hay sobresalientes, capaces de trepar con unos y con otros; capaces de decir brillantemente una cosa y la contraria, según le venga bien al mando. En mi opinión podrían llegar fácilmente donde quieren llegar, pero conservando la integridad. Luego, los trepas "normales", que son mucho más detectables pero también menos nocivos. En todo caso, son gente utilísima para el poder: carentes de principios, pueden contar con ellos para cosas que otros no harían de ninguna manera. Creo que la Justicia española, tan politizada y con tanto terreno que explorar para el trepa de siempre, tiene un lastre enorme para evolucionar con esos tipos capaces de casi todo.

3 comentarios:

  1. ¿Y que pasa con los que van de perros del hortelano?

    Hay mucha leyenda y mucha incomprensión en este asunto. Se corre el riesgo de ser tachado de trepa precisamente por aquellos que llevan años atrincherados en el mismo juzgado de instrucción, felices de eludir las novedades y los cambios, por esos que nunca han querido asumir los riesgos pero les enfada que otros lo hagan y promocionen por ello.

    Es muy fácil concluir, cuando alguien progresa profesionalmente, que todo ha sido fruto de la renuncia a los principios y de unas enormes tragaderas entrenadas para aguantar con carros y carretas. Pero para bien o para mal, nada es tan simple ni tan maniqueo; también hay quienes promocionan porque han trabajado de lo lindo, pero descuida que sus compañeros lo admitan... siempre es más fácil y "más lucidito" poner verde al otro aunque no te lo hayas echado a la cara en la vida. Y así vamos, cada vez menos estimulo profesional y menos ganas de mejorar la institución de la que todos formamos parte.

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  2. Anónimo :Creo que en el comentario de Salva quedan a salvo los "trepas " a que se refiere aónimo , mal calificados así por la envidia de algunos y que merecen por mérito propio- y cierto- el puesto que ocupan en una lógica promoción profesional propia de todo tipo de relación laboral.

    Los que realmente perjudican la salud son los trepillas : Aquellos que valiéndose de sus dotes de ilusionista o de su aparente servilismo ,nos sorprenden , y se situan sin mérito ni capacidad alguna en determinados puestecillos que utilizan de trapolín para acceder a otros más golosos .
    Y en ese su afan de superación personal , arrasan con lo que sea a fin de que su inexitente CV no se vea en entredicho porque quizá se disolveria en la nada. No saben resolver , ni asumir reponsabilidades , ni desarrollar sus funciones con la expectaiva de la función PÚBLICA que han "decidido" desempeñar . Y como carecen de más habilidad social y laboral que su propio interés, son ignorantes e inseguros, se cepillan tranquilamnte todo aquello que pueda dificultar su "brillante" trepismo .

    ESOS y no otros deberían merecer el más unánime desprecio profesional , sobre todo por el inmenso daño que producen a la Carrera en beneficio de su carrera. Son narcisitas peligrosos, no son desde luego los del perro del hortelano , estos muerden.

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  3. ¡Gracias, Carolus! Esto del medraje es cosa antigua. De todas maneras, a mi lo que me molesta del medraje en nuestro mundo es que por esos tipos se ralentizan o diluyen nuestras aspiraciones. Algunos de esos "trepas" entregan a cambio de su ascenso cosas que nos pertenecen a todos. Algunos de esos nos hacen mucho daño: no solo por lo que hacen, sino también porque otros -más jóvenes, que vienen detrás- se miran en ellos y creen que son modelos a seguir.

    Me ha gustado el enlace que propones, Carolus

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