viernes, 5 de septiembre de 2008

LA TARTA DE LA JUSTICIA, POR ROSA DIEZ

Publicaba ayer un artículo Rosa Díez en su Blog, en el que se adivinaba mucho más que discrepancia por el proceso de control de la Justicia por los partidos mayoritarios. El texto destilaba indignación. Y es que, al margen de las gruesas palabras que la diputada iba incluyendo, esa opinión refleja la triste realidad en a la que se conduce a la Justicia en España. Una noticia hoy de El País, ilustra mejor que cualquier argumentación lo que queremos decir. Se titula la noticia "Zapatero baraja cuatro candidatos para presidir un CGPJ muy político". Y en ella se puede leer el párrafo siguiente:

"El presidente decidirá, pero deberán elegirlo los vocales en su primera reunión, prevista para la última quincena de septiembre".

Así se recoge, con toda normalidad. Es decir, que a los vocales que elegirán libremente a su presidente, les van a dar el pastel ya cocinado. Y si aceptan eso y desde el mismo principio, ¿no es lógico que se les ordenen (no se me ocurre otra palabra más adecuada) otras cosas a lo largo de los años de mandato?. No solo es lógico, es que es así. Por eso, la indignación de Rosa Díez y de muchas otras personas es perfectamente lógica.

Lo triste es que no se sacrifica la independencia de la Justicia en aras de que esta funcione mejor; se la sacrifica por nada, por nada perceptible para el ciudadano. Se la sacrifica únicamente por ampliar el poder de los partidos políticos en un terreno en el que su influencia debería ser mínima. Pero esto es lo que hay.

4 comentarios:

  1. Esto es lo que hay, pero cada vez es más para echarse a llorar. Hoy ya se saben los nombres de los vocales , y sin perjuicio de la calidad personal y profesional de todos ellos, sin embargo dudamos mucho de su independencia política. En la Constitución se exige que sean juristas de reconocida competencia, pero lo único que nos tememos se ha tenido en cuenta es su adscripción política. Y ya, sin ningún rubor ,se pasa de las Cortes (un ex senador y una ex diputada) o de un Consejo de gobierno autónómico (un ex conseller) al CGPJ. Y ello sin mencionar la adscripción ideológica de los Jueces y Magistrados, todos ellos de tres asociaciones (APM con el PP y JPD y FdV con el PSOE)... En fin esto es lo que hay, pero me da la sensación de que ya ni siquiera se guardan las formas. Total ¿para qué?

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  2. Para llorar, Pepe... para llorar

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  3. Yo pienso muchas veces que no se perdería nada suprimiendo el Consejo. Es un órgano caro, polémico e desde la perspectiva de la despolitización de la Justicia, es además inútil. El Presidente del Consejo (y del TS), en la práctica lo designa el Presidente del Gobierno, y los Vocales del Consejo son meros instrumentos de su voluntad. Si además resulta que el nombramiento de los vocales se hace por los criterios que hemos visto, con predominio de la fuerza política en el poder, pues entonces ¿para que sirve el Consejo? ¿Que aporta?. Yo creo que solo aporta frustración y una coartada para que el Poder pueda defender -cada vez con menos eficacia- que no gestiona las cuestiones judiciales. Pero es claro que desde el punto de vista práctico, el efecto sería el mismo si fuera el Ministerio de Justicia quien gobernara a los Jueces (o incluso que las elecciones de los altos cargos judiciales se hiciera en Comisiones Parlamentarias). Nos ahorraríamos un pastón y las cosas estarían mucho más claras.

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  4. Y quiero resaltar el papelón de las asociaciones profesionales de jueces, sobre todo "la gran perdedora", APM. Pactaron este sistema de elección hace unos años con Acebes (pensando en otra mayoría del PP y en la subida de sueldos) y ahora ahí los tenemos: bajo el ala del PP e identificados con el partido y además en minoría. ¿Realmente están contentos? Pues si no lo están, no les he oído protestar.

    Y tampoco veo que la derecha confíe demasiado en los fiscales. ¿Es que no hace falta para el PP ningún fiscal en el Consejo?. ¿Y nadie va a decir nada desde los conservadores de la fiscalía?

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